sábado, 15 de septiembre de 2007

En nueva Carta Apostólica , (Continuación II)…





Contemplar y seguir a Jesús

En el capítulo I, titulado "Contemplar a Cristo con María", el Papa
señala a María como modelo de contemplación al decirnos que "la
contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El
rostro del Hijo le pertenece de un modo especial".

"María vive mirando a Cristo y tiene en cuenta cada una de sus
palabras –dice el Papa-: ‘Guardaba todas estas cosas, y las meditaba
en su corazón’. Los recuerdos de Jesús, impresos en su alma, la han
acompañado en todo momento, llevándola a recorrer con el pensamiento
los distintos episodios de su vida junto al Hijo. Han sido aquellos
recuerdos los que han constituido, en cierto sentido, el 'rosario'
que Ella ha recitado constantemente en los días de su vida terrenal".

Por eso el Rosario, "a partir de la experiencia de María, es una
oración marcadamente contemplativa".

Por eso, en el esfuerzo por comprender a Cristo desde María, el Papa
recuerda que "Cristo es el Maestro por excelencia, el revelador y la
revelación. No se trata sólo de comprender las cosas que Él ha
enseñado, sino de 'comprenderle a Él'. Pero en esto, ¿qué maestra más
experta que María?".

Pero no basta con "contemplar" a Cristo. El Papa recuerda que "la
espiritualidad cristiana tiene como característica el deber del
discípulo de configurarse cada vez más plenamente con su Maestro".

"En el recorrido espiritual del Rosario –agrega-, basado en la
contemplación incesante del rostro de Cristo –en compañía de María–
este exigente ideal de configuración con Él se consigue a través de
una asiduidad que pudiéramos decir 'amistosa'. Ésta nos introduce de
modo natural en la vida de Cristo y nos hace como 'respirar' sus
sentimientos".

"Además, mediante este proceso de configuración con Cristo, en el
Rosario nos encomendamos en particular a la acción materna de la
Virgen Santa"; afirma el Papa, al explicar que "el Rosario nos
transporta místicamente junto a María, dedicada a seguir el
crecimiento humano de Cristo en la casa de Nazaret. Eso le permite
educarnos y modelarnos con la misma diligencia, hasta que Cristo ‘sea
formado’ plenamente en nosotros".

Juan Pablo II señaló además que "el Rosario es también un itinerario
de anuncio y de profundización, en el que el misterio de Cristo es
presentado continuamente en los diversos aspectos de la experiencia
cristiana", por ello "El Rosario conserva toda su fuerza y sigue
siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen
evangelizador".


Valor humano

En el mismo capítulo segundo de la Carta Apostólica, el Pontífice
explica por qué ha afirmado que "el simple rezo del Rosario marca el
ritmo de la vida humana".

"A la luz de las reflexiones hechas hasta ahora sobre los misterios
de Cristo –explica el Papa-, no es difícil profundizar en esta
consideración antropológica del Rosario. Una consideración más
radical de lo que puede parecer a primera vista. Quien contempla a
Cristo recorriendo las etapas de su vida, descubre también en Él la
verdad sobre el hombre".

En una nota personal, el Papa señala que "después de largos años,
recordando los sinsabores, que no han faltado tampoco en el ejercicio
del ministerio petrino, deseo repetir, casi como una cordial
invitación dirigida a todos para que hagan de ello una experiencia
personal: sí, verdaderamente el Rosario ‘marca el ritmo de la vida
humana’, para armonizarla con el ritmo de la vida divina, en gozosa
comunión con la Santísima Trinidad, destino y anhelo de nuestra
existencia".
Tomado de aciprensa (prensa católica)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiado largas estas lecturas, acortelas un poquito o dividalas

Anónimo dijo...

los seres humano nos caracterisamos por ser hunicos y especiales como tu...bye

Anónimo dijo...

Seguir el ejemplo de Maria me parece bien, por que ella le enseña a todo hombre con su vida y con la de su querido hijo a ser limpio de alma, cuerpo y corazón.