sábado, 8 de septiembre de 2007

En nueva Carta Apostólica, el Papa propone una verdadera revolución espiritual mariana


VATICANO, 16 Oct. 02 (ACI).- En su último documento, la Carta
Apostólica Rosarium Virginis Mariae, el Papa Juan Pablo II propone
una verdadera revolución espiritual mariana al rescatar con sólidos
argumentos teológicos y pastorales el valor del Santo Rosario,
proponer los nuevos "misterios luminosos" y ofrecer medios concretos
para mejorar la recitación de esta tradicional oración mariana.

Actualidad del Rosario

En la introducción del documento, el Papa señala que el Rosario
"sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una
oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad.
Se encuadra bien en el camino espiritual de un cristianismo que,
después de dos mil años, no ha perdido nada de la novedad de los
orígenes, y se siente empujado por el Espíritu de Dios a ‘remar mar
adentro’ (duc in altum!)".

Luego de hacer un recuento de la relación de los últimos pontífices,
desde León XIII hasta Pablo VI con el Rosario, el Pontífice revela
que "yo mismo, después, no he dejado pasar ocasión de exhortar a
rezar con frecuencia el Rosario. Esta oración ha tenido un puesto
importante en mi vida espiritual desde mis años jóvenes".

Luego de proclamar el "Año del Rosario" (ver nota aparte) y pasar
revista a las objeciones a su recitación, el Pontífice recuerda que
"el motivo más importante para volver a proponer con determinación la
práctica del Rosario es por ser un medio sumamente válido para
favorecer en los fieles la exigencia de contemplación del misterio
cristiano"; especialmente porque "algunas circunstancias históricas
ayudan a dar un nuevo impulso a la propagación del Rosario. Ante
todo, la urgencia de implorar de Dios el don de la paz". "Otro ámbito
crucial de nuestro tiempo, que requiere una urgente atención y
oración, es el de la familia, célula de la sociedad, amenazada cada
vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como
práctica".


La paz mundial y la familia

En la conclusión, el Pontífice reitera la necesidad de rezar por la
paz y por la familia.

"Las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo
del nuevo Milenio –dice el Pontífice al respecto- nos inducen a
pensar que sólo una intervención de lo Alto, capaz de orientar los
corazones de quienes viven situaciones conflictivas y de quienes
dirigen los destinos de las Naciones, puede hacer esperar en un
futuro menos oscuro", dice el Papa, al recordar que el Rosario "es
una oración orientada por su naturaleza hacia la paz, por el hecho
mismo de que contempla a Cristo, Príncipe de la paz y ‘nuestra paz’".

Pero además de oración por la paz, "el Rosario es también, desde
siempre, una oración de la familia y por la familia", dice el Santo
Padre, recordando el ya tradicional lema de "familia que reza unida,
permanece unida".

"El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se
presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a
Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de
volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse,
perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor
renovado por el Espíritu de Dios", señala el Papa.

Un tesoro que recuperar

La conclusión recuerda también que el Rosario es "un tesoro que
recuperar". "Una oración tan fácil, y al mismo tiempo tan rica,
merece de veras ser recuperada por la comunidad cristiana. Hagámoslo
sobre todo en este año, asumiendo esta propuesta como una
consolidación de la línea trazada en la Carta apostólica Novo
millennio ineunte, en la cual se han inspirado los planes pastorales
de muchas Iglesias particulares al programar los objetivos para el
próximo futuro", pide el Santo Padre, dirigiéndose especialmente a
los obispos, sacerdotes y diáconos, "y a vosotros, agentes pastorales
en los diversos ministerios".

"Cuento con vosotros, consagrados y consagradas, llamados de manera
particular a contemplar el rostro de Cristo siguiendo el ejemplo de
María", agrega.

Su Pontificado en las Manos de María

El Pontífice concluye la Carta Apostólica con una nota emotiva:

"Al inicio del vigésimo quinto año de Pontificado, pongo esta Carta
apostólica en las manos de la Virgen María, postrándome
espiritualmente ante su imagen en su espléndido Santuario edificado
por el Beato Bartolomé Longo, apóstol del Rosario. Hago mías con
gusto las palabras conmovedoras con las que él termina la célebre
Súplica a la Reina del Santo Rosario:

‘Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios,
vínculo de amor que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra
los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, no te
dejaremos jamás. Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía.
Para ti el último beso de la vida que se apaga. Y el último susurro
de nuestros labios será tu suave nombre, oh Reina del Rosario de
Pompeya, oh Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh
Soberana consoladora de los tristes. Que seas bendita por doquier,
hoy y siempre, en la tierra y en el cielo’.

Tomado de: aciprensa (prensa católica).



2 comentarios:

Anónimo dijo...

hermano muy interesante noticia me deja sin palabras, esto me pone a reflexionar mucho de verdad.
muchisimas gracias por haber publicado el artículo.

juancamilo dijo...

son temas como buenos pero casi no son de mi gusto pero esta bn su blog